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miércoles, 29 de enero de 2014

Los tres niveles de Tzedaká



Lectura de la Torá para Shabat (Rosh Jódesh Bet)  1 de Adar (Alef) de 5774         
Shabat, 1 de febrero de 2014

Parashat Terumá
Shemot 25:1-27:19
Haftará: I Reyes 5:26:6-13

“Habla a los hijos de Israel para que tomen para Mí una ofrenda, y esta será la ofrenda que ellos tomarán: oro, plata y cobre”.

Nuestros sabios se preguntaron, según comentario del rabí Abraham BeHaim, ¿por qué el término Veikju (ellos tomen) usado en el texto? La palabra Veitenu (ellos den) es más aceptable. Asimismo, explican que cuando nosotros damos la cantidad de nuestras propias posesiones, nosotros estamos en realidad tomando o recibiendo para nosotros mismos. La bendición más grande que D-s dio sobre nosotros es la oportunidad de dar (tzedaká). Sin duda, un maravilloso e inconmensurable regalo. Por medio del acto de dar, de ser generosos con nuestros semejantes y, particularmente, con quienes más lo necesitan, somos salvados de la muerte (Proverbios 10:2). El Talmud nos indica que “la caridad iguala a todos los demás mandamientos (Babá Batrá, 9). Esta es realmente la fuente de las oportunidades no importa que “aun un hombre  pobre está sujeto a la caridad y debería proveer caridad (Talmud Guitín, 76).
Sin embargo, se establecen diferentes niveles en la entrega de la caridad: hay tzedaká de oro, de plata y de cobre. Cuando una persona prospera y goza de buena salud da de sí mismo a los demás, y procura que los demás le den, su ofrecimiento es considerado como oro. Pero si él contribuye solamente porque está enfermo o temeroso, o porque es forzado por la presencia de otras personas, su caridad equivale a la plata. Y si él da porque es solamente su última voluntad y testamento, esta ofrenda es menos valiosa y es equiparada al bronce.

miércoles, 22 de enero de 2014

"Y estas son las leyes que les darás"



Lectura de la Torá para Shabat, 24 de Shevat de 5774
Shabat, 25 de enero de 2014

Parashat Mishpatim
Shemot 21:1-24:18
Haftará: Jeremías 34:8-33:25-26
Mebarjin Hajódesh

21 (1) "Y estas son las leyes que les darás. (2) Cuando compres un siervo hebreo, servirá para ti seis años y al séptimo año, saldrá libre gratuitamente. (3) Si hubiere entrado solo a tu servicio, solo saldrá, si fue casado (con mujer hebrea) , su mujer saldrá con él. (4). Si su amo le hubiera dado mujer (pagana) y ella pariera para él hijos o hijas, la mujer y su prole serán para su amo, y él saldrá solo. (5) Y si su siervo dice: "Quiero a mi amo, a mi mujer y a mis hijos. No saldré libre". (6) Lo acercará su amo a los jueces y lo arrimará a la puerta de su casa o la jamba de ella y horodará su oreja con un punzón, ha de servirlo para siempre".
(7) "Si vende un hombre a su hija por sierva, no saldrá ésta como los demás siervos. (8) Si desagradara a su amo y éste no la tomara por mujer, permitirá que ella fuera redimida, pero no podrá venderla a pagano después de haberla despreciado. (9) Y si la destinara para su hijo, le daría a ella el derecho de las hijas (la tratará como tal),  (10) y si tomara para sí otra, no disminuirá a la primera su comida, su vestidura y sus derechos conyugales, (11) mas si no cumpliera esas tres obligaciones, ella saldría libre gratuitamente"...

La porción de la Torá de esta semana comprende muchos mandamientos vinculados con la ley civil y se sitúa inmediatamente después de los Diez Mandamientos. Comienza esta parashat con la expresión “Y estas son las leyes”, empleando la conjunción “y”. Nuestros sabios nos señalan que esto es para poner de relieve que así como “lo primero-los Diez Mandamientos-, también fueron dados en el Monte Sinaí todos los preceptos subsiguientes. Esta observación, de acuerdo a lo comentado por el rabí Moshé Benzaquén, tiene implicaciones de muy largo alcance particularmente en relación con nuestra sociedad actual y nuestra forma moderna de pensar. Aclara el rab Benzaquén que “nosotros generalmente encontramos en la Torá tres categorías de leyes o juicios, testimonios y estatutos. Los primeros son aquellos que habrán evolucionado con el objeto de asegurar la estabilidad social y la coexistencia pacífica. Es decir, contra el robo y el crimen”.
La segunda categoría, añade, no se habría sido instituida por la sociedad, pero ya que D-s lo hizo puede ser aceptado como lógico. Esto incluye el Shabat y el kashrut*. La tercera se refiere a los estatutos que son incomprensibles para el intelecto humano, por ejemplo, la vaca roja y el Shaatnez*. Pero todos son igualmente importantes como enseñanzas divinas y deben, por tanto, ser obedecidas.
El rabí Moshé Benzaquén subraya que “uno escucha demasiado a menudo comentarios respecto a la llamada irrelevancia de ciertas leyes que el hombre libre tiene la posibilidad de decidir cuáles de punto del Judaísmo debe respetar. Todas sus decisiones, sin embargo, están basadas en su entendimiento y un conocimiento limitados. Esto produce una erosión de nuestra religión hasta que finalmente, en muchos casos, es completamente ignorada a menudo con resultados trágicos”.
“Para prevenir tales calamidades-explica-la Torá hace una observación de inmediato “y estos”. Cada una de las leyes emana del Todopoderoso (aún aquellas que nosotros hemos instituido por acuerdo recíproco). Él, en Su Sabiduría y entendimiento, dio estas enseñanzas para asegurar nuestro futuro como una nación perfecta y completa y para garantizar nuestra seguridad física en nuestra propia tierra con paz y tranquilidad”.
Imperios poderosos se han expandido y sucumbido a través de los tiempos. Sin embargo, nosotros hemos sobrevivido. La preservación de nuestra identidad como nación, remarca Moshé Benzquén, es debida a nuestra tenacidad con un único objetivo y a la fuerza de nuestro carácter para enfrentar el peligro físico de afuera y desafortunadamente a veces, también de adentro.

*Kashrut: leyes dietéticas y de pureza.
*Shaatnez: prohibición de combinar lana y lino.

miércoles, 15 de enero de 2014

La revelación de D-s en el monte Sinaí al Pueblo de Israel



Lectura de la Torá para Shabat, 17 de Shevat de 5774
Shabat, 18 de enero de 2014

Parashat Yitró
Shemot 18:1-20:23
Hafatará: Isaías 6.1-13 (Sef.)
Isaías 6:1-7.6; 9.5-6 (Ash.)

18(1) Y Jetro, sacerdote de Madián y suegro de Moshé, oyó todo lo que D-s había hecho por Moshé y por Su Pueblo Israel, al que sacó de Egipto. (2) Y tomó Jetro, suegro de Moshé, a Séfora, después de que él la envió, (3) y a sus dos hijos, uno de los cuales se llamaba Gersón, porque dijo: “Forastero (guer) fui en tierra extraña”, (4) y el nombre del otro era Eliezer, porque “el D-s (El) de mi padre me ayudó (ezri), y me salvó la espada del faraón”…

La parashat de esta semana, Yitró, nos muestra la descripción dramática de la revelación de D-s en el monte Sinaí a los hijos de Israel. Este acontecimiento fue marcado por truenos y el sonido del Shofar. Los israelitas congregados entonces se sobrecogieron de temor y miedo. Moshé que estaba en la cima de la montaña seguramente debió haber sentido la excitación y entusiasmo del pueblo. No obstante, las tablas de piedras que contenían los mandamientos fueron estrelladas por Moshé contra el suelo cuando se encontró, al descender de la cumbre, al pueblo de Israel adorando al becerro de oro. Moshé tuvo que subir de nuevo a la cima del monte Sinaí. D-s le dijo a Moshé que tendría que tallar la piedra él mismo. Solo en la montaña y sin relámpagos ni truenos y con una turba de gente excitada circundando el monte. Moshé tuvo que trabajar por su propia cuenta.

miércoles, 8 de enero de 2014

Testigos del milagro de la redención



Lectura de la Torá para Shabat,  10 de Shevat 5774

Shabat, 11 de enero de 2014

Parashat Beshalaj
Shemot 13:17-17:16
Haftará: Jueces 5:1-31 (Sef.)
Shoftim 4:4-5:1-31 (Ash.)
Shabat Shira


En esta parashat se pone de relieve el comportamiento del Pueblo Judío después de salir de la esclavitud de Egipto. Los primeros 15 capítulos del Libro del Éxodo (Shemot) describen y narran la opresión que sufren los hijos de Israel en Egipto y el milagro de la redención, por obra de D-s, de la servidumbre a la libertad. D-s obra el milagro y utiliza a los seres humanos-en esta ocasión Moshé, el pastor fiel, un hombre humilde con la dificultad de la expresión-para intervenir y actuar en nombre del Creador de todo.

jueves, 2 de enero de 2014

La única y auténtica herencia



Lectura de la Torá para Shabat, 3 de Shevat de 5774

Shabat, 4 de enero de 2014
Parashat Bo
Shemot 10:1-13-16
Hafatará: Jeremías 46:13-28

(10:1) Y le dijo el Eterno a Moisés: "Ve al faraón, pues Yo endurecí su corazón y el de sus siervos para mostrarles Mis señales y (2) para que cuentes en los oídos de tus hijos y del hijo de tu hijo lo que hice en Egipto, con las señales que puse ante ellos para que sepan que Yo soy el Eterno".

Este Shabat leemos la parashat Bo, que en hebreo viene a significar  “Entra”, pero que, en opinión de Jack Suli, tendría que haber dicho “Lej”, que equivale a decir “Anda”. Agrega el comentarista de esta parashat que “pues bien, notamos entonces que dice “Bo el paró…”.-“Entra en el faraón porque Yo endurecí su corazón”-.
Jack Suli escribe que “cabe entonces un cuestionamiento si notamos algunos versículos antes, textualmente expresó el faraón  a Moisés:-D-s es el Santo y yo y mi pueblo somos los malvados”. De esta manera notamos que hay un reconocimiento del mismo faraón de su maldad. ¿Por qué entonces expresa el versículo que D-s le dice a Moisés “entra en el faraón porque Yo endurecí su corazón”? Lo que el Ser Supremo conoce es la intención y el pensamiento de cada ser humano. Sucede que el faraón expresó: D-s es el Santo y yo…y mi pueblo es el malvado. Ahora entendemos lo que sentencia D-s: “entra en el faraón”, es decir, que su mente fue diferente a lo que expresó. Es entonces que dice D-s: “Porque Yo”, ese yo que lo asoció conmigo, es por eso que ahora endurecí su corazón”.

jueves, 26 de diciembre de 2013

La paradoja del libre albedrío



Lectura de la Torá para Shabat 25 de Tevet de 5774
Shabat, 28 de diciembre de 2013

Parashat Vaerá
Haftará: Ezequiel 28:25-29:21
Mebarjin Hajódesh


Si bien D-s controla todos los acontecimientos del Universo, Él ha otorgado a cada ser humano la facultad del libre albedrío. Los seres humanos no son robots, tienen la potestad de elegir entre lo correcto y lo incorrecto; entre el bien y el mal. Debido a esta circunstancia, nosotros somos responsables por las decisiones y acciones que realizamos y, en consecuencia, somos premiados o castigados por nuestros actos. (Ramban, Hiljot Teshuvá, capítulos 5 y 6). No obstante, el principio del libre albedrío parece ser contradicho por el episodio del faraón. Cada vez que una plaga cesaba, el faraón se volvía más fuerte o intransigente en su posición con respecto a la petición de los hijos de Israel de salir de Egipto. Podría haber parecido que D-s le quitó al faraón la habilidad para decidirse a permitir a los judíos que se fueran. Cabe preguntarse si le faltaba al faraón el poder de elegir libremente. Por supuesto que no. Cualquier persona que presenció las 10 plagas en Egipto ya no tenía más libre albedrío de negar la existencia de D-s. ¿Quién otro si no D-s podía detentar el poder de realizar estos milagros? D-s devolvió el poder del libre albedrío al faraón. Se le confirió la habilidad de adoptar su decisión sobre si permitir o no salir a los judíos de Egipto, sin considerar la certera presencia de D-s. Fue bajo estas condiciones que el faraón, enteramente solo y con pleno poder de decisión, optó por no permitir a los judíos de Egipto.
D-s devastó Egipto con muchas plagas (makot). ¿Por qué fue necesario traer tantas plagas sobre los egipcios? ¿No hubiera sido suficiente con una sola plaga poderosa? La respuesta la encontramos en el hecho que las makot o plagas tenían un doble propósito: castigar a los egipcios e impresionar a los judíos. Mediante las plagas, D-s deja bien claro a los judíos que no era n accidente casual de la naturaleza lo que provocó su libertad de Egipto, sino una serie de hechos bien plasmados. D-s quería demostrar más del tiempo y de la historia que Él está preparado para venir en auxilio de los judíos siempre que sean merecedores de su ayuda, y por esto, nosotros debemos estar eternamente agradecidos.

miércoles, 18 de diciembre de 2013

La creación del Pueblo de Israel



Lectura de la Torá para Shabat, 18 de Tevet de 5774


Parashat Shemot
Shemot (Éxodo) 1:1-6:1
Haftará: Jeremías: 1:1-2:3 (Sef)
Isaías 27:6-28:13; 29:2-23 (Ash)



1 (1) "Y estos son los nombres de los Hijos de Israel que vinieron a Egipto con Yaakov (cada hombre vino con su familia). (2) Rubén, Simón, Leví y Judá; (3) Isajar, Zebulún y Benjamín; (4) Dan, Naftalí, Gad y Asher". (5) Todas las almas que salieron del tronco de Yaakov fueron setenta; y Yosef ya estaba en Egipto".

Shemot o Éxodo es el segundo Libro de La Torá, que se inicia esta semana con la parashat Shemot (Nombres) y contiene 12 porciones o parashot. Consta de las parashot Shemot, Vaerá, Bo, Beshalaj, Yitro, Mishpatim, Terumá, Tetsavé, Ki-Tisa, Vayak-Hel y Pekudé.
El Libro del Éxodo nos narra en su comienzo las vivencias del Pueblo de Israel una vez afincado en la Tierra de Egipto bajo la estela protectora de Yosef, el virrey. Inicialmente, sobresale el próspero y meteórico progreso de un reducido grupo de hebreos, integrado por 70 almas, que gradualmente se inserta con fuerza en la rica y avanzada sociedad egipcia de entonces, experimentado una auténtica explosión demográfica. Todo ello, sumado al incesante poderío social y económico experimentado, llevó consigo aparejada la reacción hostil del Faraón y su gobierno, dando lugar a una campaña anti hebrea con la promulgación de decretos que diezmaban su libertad y los conducía a la esclavitud, no sin antes del oprobio y la discriminación por parte del Faraón y su  administración.